Lo último

1 jun 2011

Al cumplirse 30 años de la aparición del SIDA, se advierten señales de progreso

El director de la iniciativa de Estados Unidos destinada a frenar la propagación del VIH/SIDA en el mundo ha dado a conocer las buenas noticias en el 30 aniversario desde que se detectara por primera vez la enfermedad, a saber: Más personas reciben tratamiento y llevan una vida mejor, menos personas mueren de la enfermedad y menos personas se infectan. Los costes de tratamiento también se han reducido.

El embajador Eric Goosby, coordinador mundial de Estados Unidos para asuntos de VIH/SIDA y director del Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA (PEPFAR), organizó una sesión informativa con periodistas antes de una reunión de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA que se celebrará del 8 al 10 de junio para conmemorar los 30 años transcurridos desde la aparición de la enfermedad.


Si bien no existe una vacuna o cura para el VIH, dijo Goosby, el programa PEPFAR ha alcanzado éxitos notables en la reducción de la propagación del VIH/SIDA
y en mejorar y ampliar la expectativa de vida de las personas infectadas, y cumplirá su meta de proporcionar tratamiento a más de cuatro millones personas para el año 2013.

El programa ha tenido especial eficacia en prevenir la transmisión de VIH de mujeres infectadas a sus bebés durante o después del parto, lo cual ha prevenido unas 386.000 infecciones infantiles en siete años. En cada uno de los nueve países africanos más afectados por la enfermedad, el número de nuevas infecciones disminuyó en un 10 por ciento o más -en el caso de Namibia, en un 81 por ciento- entre los años 2001 y 2009. En el transcurso de siete años, las muertes a causa de VIH/SIDA se han reducido una cuarta parte en el África subsahariana: de 1,6 millones a 1,2 millones, a medida que ha aumentado la financiación de PEPFAR.

"Desde luego, podemos atribuirnos ciertos méritos por ese descenso", dijo Goosby.

PEPFAR proporciona tratamiento a una cifra cada vez mayor de los aproximadamente 33,6 millones de personas en el mundo que padecen VIH/SIDA: de 1,7 millones de personas en el año 2008, a 3,2 millones en el 2010. Los costes del tratamiento se han reducido casi dos tercios, de 1.300 dólares por paciente al año (incluidos los medicamentos antirretrovirales y el costo de los médicos y enfermeras), a unos 450 dólares. El ahorro más importante (unos 380 millones de dólares en 2010) fue consecuencia del cambio a los medicamentos genéricos.

A fin de reducir aún más los costes, Goosby informó que PEPFAR tratará de coordinar la planificación y adquisición con el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria, y su oficina está realizando una evaluación por países para encontrar otras maneras de ahorrar, pero dijo que no será tan drástico.

En junio de 1981, cuando los Centros de Estados Unidos para el Control de Enfermedades informaron por primera vez de un brote misterioso que más tarde se conocería como el SIDA, Goosby era médico en un hospital de San Francisco, y la enfermedad ha sido un factor fundamental de su carrera desde entonces. Dijo que le atrajo el tratamiento de enfermedades infecciosas, "enfermedades que yo pudiera curar", pero pronto se vio a cargo de una clínica que perdía cada semana a entre 15 y 30 pacientes que padecían SIDA. "Llegamos a dominar el diagnóstico y tratamiento temprano de las infecciones oportunistas, pero eso era sólo para esa infección dada, dos infecciones, o por lo general tres o cuatro infecciones; luego, la cuarta o quinta infección mataba al paciente", dijo.

El contraste entre las perspectivas de futuro para los pacientes de San Francisco en la década de 1980 y los pacientes actuales de países del África subsahariana es notable. Los nuevos pacientes en África se benefician de 30 años de avances, sobre todo de una terapia de combinación de tres medicamentos antirretrovirales con probada eficacia.

El programa PEPFAR ha garantizado la disponibilidad de los suministros y los pacientes han aprendido la importancia de tomarse la medicación. Como consecuencia, sólo entre dos y tres por ciento de los pacientes en África han tenido que pasar a una segunda línea de la medicación, en comparación con el 15 a 30 por ciento de los pacientes en Estados Unidos.

"La persona que ha estado tomando fármacos antirretrovirales no desarrolla un organismo resistente, porque el organismo no se divide", dijo Goosby.

PEPFAR atiende a 3,8 millones de huérfanos y niños vulnerables, y tiene el mayor programa del mundo contra la violencia de género, según explicó Goosby. Si bien el programa tiene como objetivo combatir el SIDA, los sistemas creados con el apoyo de PEPFAR han contribuido a mejorar la atención de salud materna e infantil, así como a tratar enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes.

Uno de los factores que han contribuido al éxito del PEPFAR, según Goosby, es que ha comenzado a trasladar la gestión de sus programas a los países en los que opera. Con la ayuda de gestiones diplomáticas de alto nivel, explicó, la transición paulatina ha sido eficaz hasta en algunos países que no acogen de buen grado a los drogadictos que se inyectan ni a los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, dos de los grupos cuyo tratamiento es fundamental para evitar que el VIH se propague a la población general.